El Caso de Los Amigos de Fox - Introducción
El Caso de
Los Amigos de Fox
Los Amigos de Fox
Empecemos por una pregunta obvia.
¿Por qué razón habría de interesarnos algo como el asunto de aquél episodio hoy conocido como Los Amigos de Fox?
La respuesta obvia, por una razón muy sencilla:
Porque se trata ni más ni menos de alguien que fue el Presidente de México.
Quiérase o no, el Presidente de México es una persona que por sí sola tiene un poder extraordinario en sus manos para hacer muchas cosas, para bien o para mal. Como Comandante en Jefe del Ejército, tiene el poder para sacar al Ejército mexicano de los cuarteles y usarlo para llevar a cabo una represión brutal de estudiantes y civiles sin tener que rendirle cuentas a nadie por las decenas o centenares de personas que hayan muerto a raíz de lo que ordenó hacer e inclusive seguirá gozando de un opíparo sueldo y privilegios desmedidos después de que haya dejado su cargo como Presidente. Como Comandante en Jefe del Ejército, tiene el poder para sacar al Ejército mexicano usándolo para meterlo en una guerra contra la delincuencia organizada que termine costándole al país 80 mil muertos y cerca de 25 mil desaparecidos, y también sin tener que rendirle jamás cuentas a nadie por los miles de muertos y desaparecidos que ocasionó su abuso de poder, sin hacerse cargo de dar manutención o apoyo económico alguno a ninguna de las millares de viudas y los millares de huérfanos que haya dejado su abuso de poder. Se trata también de un hombre con el poder para poder echar a la cárcel a cualquiera, sin importar su posición y su rango, y de ello pueden dar testimonio hasta Generales del Ejército incriminados y detenidos por varios años sin pruebas ni juicio alguno en su contra con veredicto de culpabilidad emitido por Juez alguno. Sus facultades para cometer abusos de poder quedando en la más absoluta impunidad sin tener que responderle por sus actos a nadie son prácticamente ilimitadas, a la par con el poder que tienen los dictadores propios de los regímenes autoritarios. Tiene además el poder para incrustar en cualquiera de los niveles del poder federal a funcionarios competentes o bien a amigos y conocidos suyos de antecedentes dudosos que puedan incluso estar afiliados a organizaciones secretas cuyas agendas puedan ser distintas de los deseos de los electores que le dieron su voto al hombre que ocupa la Presidencia; y de este modo tiene la capacidad para afectar las vidas de millones de mexicanos inclusive mucho tiempo después de haber dejado su cargo. Es un hombre intocable que no le tiene que rendir cuentas a nadie y que ha sido situado por encima de prácticamente todas las leyes del país sin temor a ser llamado a cuentas y mucho menos de ser enjuiciado pisando la cárcel. Tales son los poderes cuasi-imperiales de que goza cualquiera que llegue a la Presidencia de México. Ya los gozaba desde los tiempos de la hegemonía del régimen de partido único, el Partido Revolucionario Institucional, y esto es algo que no cambió en nada cuando la derecha ultraconservadora de México accedió a la cima del poder federal tomando la silla presidencial casi por asalto en el año 2000, un hecho histórico que de hecho representa la culminación de un ataque que tenía décadas de preparación y de planificación, usando planes y moldes forjados al amparo de las sombras y la clandestinidad.
Es por las razones expuestas que cada ciudadano mexicano debe tomar conocimiento de los materiales que aquí se exponen, porque si su vida puede terminar siendo afectada de mil maneras a causa de los abusos de poder de un solo hombre, lo menos a lo que tiene derecho el ciudadano ordinario es de enterarse y tomar conocimiento de aquellas cosas que se fraguaron a sus espaldas y que derivaron en la instalación en la silla presidencial del hombre que ahora le está trastocando su vida de una forma u otra.
Respondido lo anterior, consideremos ahora la substancia principal de la que trata esta obra para cuya elaboración se tuvo que echar mano de algunas de las más sofisticadas técnicas del periodismo investigativo. Las piezas del rompecabezas estaban dispersas, y se requería de un esfuerzo extraordinario para poder ensamblar las piezas del rompecabezas en sus lugares correctos de modo tal que el gran panorama pudiera salir a flote. El lector será el juez sobre qué tan bien se pudo haber logrado esto con lo que aquí se ha recopilado diligentemente y que hoy forma parte de la Historia de México.
Sin duda alguna, y desde una amplia perspectiva histórica, el primer gran golpe socio-político dado por las derechas ultraconservadoras de México sin necesidad de tener que incurrir en una rebelión armada como la que ocurrió durante la época de la Guerra Cristera consistió en la colocación en la silla presidencial en el año 2000 de un hombre afín a las creencias y la ideología de la derecha fundamentalista que ya para ese entonces estaba operando fuertemente tras bambalinas en el Estado de Guanajuato desde la misma gubernatura de dicho Estado. Pero para que el gran golpe pudiera ser dado, tuvieron que suceder previamente otras cosas. El hartazgo del PRI ciertamente estaba allí acumulado entre las masas populares, listo para hacer explosión en cualquier momento en cuanto se dieran las condiciones apropiadas para ello. Los retrocesos electorales experimentados por el PRI ante el neopanismo en los años ochenta en los estados norteños de Baja California y Chihuahua fueron otro factor importante que abrió la brecha para ello. Pero ultimadamente, para poder ejercer un contrapeso a los recursos económicos que el entonces partido del gobierno PRI tenía a su disposición, hacía falta la infusión de una cantidad comparable de recursos económicos sin los cuales no hubiera sido posible terminar de consumar el golpe, recursos económicos que faltando poco tiempo para el inicio del nuevo milenio ya estaban listos para el financiamiento del ataque.
La historia completa del golpe dado en el año 2000 se remonta a la década de los cincuentas, hacia una época cuando el terror inspirado por fuerzas ocultas que conspiraban contra México maquinando desde la obscuridad para arrebatarle el poder al hegemónico Partido Revolucionario Institucional era tal que si bien aparecían publicadas libremente y de venta en las librerías de todo el país obras antisemitas del neo-Nazismo tales como La Gran Conspiracion Judia y el doctrinario ultraderechista Derrota Mundial, todos ellas basadas en el mito principal de la propaganda Nazi que arguía la existencia de una fantasiosa “gran conspiración judía masónica comunista” para el dominio absoluto de la humanidad entera, no había un solo libro disponible en las librerías denunciando el crecimiento exponencial desmedido que estaban teniendo las sociedades secretas de la extrema derecha de México, por el simple hecho de que no había una sola casa editorial que se atreviera a publicar algo así, ni habrían aceptado jamás un libro conteniendo este tipo de información, sabedoras de las terribles consecuencias y represalias que gente cohesionada en el fanatismo más exacerbado y fundamentalista de todo el continente tomarían en contra de cualquiera que se atreviera a denunciar las actividades criminales ocultas de estas organizaciones insanas. Tal era el terror que les inspiraban. Pero no solo no había una sola casa editora que tuviera el valor de imprimir un libro que pudiese contener tales revelaciones. En otros medios de comunicación tales como la prensa escrita, la radio y la televisión, el velo de silencio que se había tendido en torno a estas cofradías siniestras era tal que en dicha época en la radio no se hablaba jamás de tales cosas, mucho menos en la televisión, y en la prensa escrita eran sumamente raros los reportajes que aparecían acerca de este tema. De este modo, el velo de silencio, auspiciado por el miedo y el temor a las represalias y las venganzas de un aparato pérfido que estaba penetrando e infiltrando exitosamente los más altos círculos del gobierno mexicano en todos sus niveles, permitió que muchos mexicanos permanecieran ignorantes sobre una terrible conspiración en contra de la República mexicana que se había fraguado en la ciudad de Guadalajara desde los años treinta, la cual no tardó en extenderse hacia el resto del territorio nacional conforme los adherentes a las fuerzas ocultas que ansiaban gobernar a México con una agenda de derecha ultraconservadora ganaban terreno.
El hombre seleccionado por las fuerzas ocultas para apoyarlo en su búsqueda en pos de la Presidencia de México en las elecciones presidenciales del año 2000, el hombre al cual le darían todo su respaldo movilizando los amplios recursos con los que contaban ya para entonces, era un político originario del Estado de Guanajuato, el mismo Estado en el cual también ya para entonces se había nutrido y fortalecido ampliamente una de las sociedades secretas de la derecha extrema más poderosa del continente americano, la Organización Nacional del Yunque, de la cual muy pocos mexicanos tenían conocimiento gracias a la extraordinaria sigilosidad con la que actuaban sus miembros y gracias al fanatismo exacerbado que los unía en la más absoluta de las secrecías. El mismo Estado cuna de una de las derechas neofascistas más recalcitrantes del continente, además de haber sido uno de los semilleros de combatientes que se sumaron a la Guerra Cristera, también había sido la principal cuna de la Unión Nacional Sinarquista fundada por hombres tales como Salvador Abascal, un simpatizante abierto del Nazismo de la Alemania de Hitler y del dictador fascista Francisco Franco, uno de los pocos líderes de la derecha fundamentalista de Guanajuato que nunca ocultaron públicamente su admiración hacia Adolfo Hitler. El brazo político de la Unión Nacional Sinarquista, el partido Fuerza Popular, empezó a ganar fuerza, y posiblemente la Historia se habría escrito de otra manera de no ser porque México se vió obligado a entrar en guerra en contra de la Alemania Nazi. Décadas después, el hombre tras el cual se agruparían las fuerzas ocultas de la derecha ultraconservadora de México para ayudarlo en la obtención de la Presidencia de México, con el apoyo de las mismas prácticamente tomó por asalto al Partido Acción Nacional apoderándose de sus estructuras de mando para obtener del mismo el apoyo partidario del PAN como candidato presidencial. En rigor de verdad, este sujeto nunca fue simpatizante del PAN, nunca fue un verdadero panista, fingió como todos los que usan una máscara y llevan una doble vida, ser un panista, aunque tiempo después consumados sus objetivos y ya en el retiro renunció de facto a la militancia de dicho partido político repudiándolo como lo que siempre fue el PAN para él y los suyos, un simple medio para lograr un fin.
Este político, el primer Presidente no-priista de México emanado directamente de las filas de la reacción conservadora de México, al poco tiempo de ascender al poder empezaría a dar muestras claras de ser afín a las creencias en las cuales los historiadores revisionistas de la derecha extrema de México basan su ideología. Una de tales creencias es que Benito Juárez, en vez de ser el defensor de la República como muchos mexicanos lo toman, era un villano en toda la extensión de la palabra; traidor, megalómano, dictatorial, sanguinario, cobarde, en fin, todo un anti-héroe, y así lo pintan los escritores que la literatura de la derecha extrema cita en su bibliografía, escritores tales como el presbítero Francisco Regis Planchet, un extranjero de origen francés que siempre detestó los ideales republicanos representados por Benito Juárez y la lucha que Benito Juárez encabezó en contra de la invasión francesa y las intentonas de los conservadores de México por implantar en el país a sangre y fuego una monarquía encabezada por un extranjero. En congruencia con tales creencias, lo primero que hizo el primer Presidente de México emanado de las filas de la derecha ultraconservadora que por vez primera accediera al más alto cargo público en unas elecciones presidenciales fue ordenar el retiro del cuadro de Benito Juárez que servía de fondo a los Presidentes en el despacho de la residencia oficial de Los Pinos. Tiempo después, ya como Presidente retirado, se proclamaría como el Presidente más grande que había tenido México, incluído Benito Juárez al cual acusó de haber sido un traidor.
Así pues, su desdén por el Partido Acción Nacional al cual solo usó como monigote útil para acceder a la Presidencia renunciando de facto a dicho partido en el año 2012, así como su aborrecimiento hacia la figura de Benito Juárez, un distintivo inequívoco de aquellos que militan secretamente al servicio de las fuerzas ocultas de México, han ido revelando al verdadero hombre que pudo esconder hábilmente sus verdaderas creencias y afinidades detrás de la máscara que llevó puesta por más de una década.
El hombre en cuestión no sólo logró acceder a la silla presidencial gracias al apoyo subrepticio de las terribles fuerzas ocultas que lo apoyaron. Dicho apoyo les fue agradecido por este hombre con la incrustación dentro de puestos importantes del ámbito federal de gente juramentada dentro de los ritos secretos de la extrema derecha mexicana, y uno de los primeros libros en servir como parteaguas denunciando esta infiltración en gran escala fue el libro La Ultraderecha en México del periodista Álvaro Delgado. Pero esto apenas fue el principio de las revelaciones subsecuentes que habrían de venir, exponiendo los secretos sórdidos de una de las conspiraciones más terribles a las que haya sido sometido país alguno. Sin embargo, estas revelaciones llegaron demasiado tarde, cuando el golpe ya se había dado, cuando el asalto al poder ya se había consumado.
Habiendo quedado atrás la década de los cincuentas, habiendo transcurrido casi cinco décadas, ya para 1998 fuerzas poderosas aún sin rostro visible en ese entonces trabajando desde la penumbra empezaron a entrar en acción para dar un golpe espectacular sin paralelo en la historia contemporánea de México y de hecho sin paralelo en la historia mundial: arrebatarle en forma decidida y de una vez por todas al Partido Revolucionario Institucional la Presidencia de México, un viejo anhelo de estas fuerzas ocultas por el cual habían estado laborando febrilmente por décadas, un anhelo que se comenzó a forjar desde los tiempos de Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y Lázaro Cárdenas del Río, al darse cuenta los perpetradores del plan que tratar de ocupar la silla presidencial por la vía de un levantamiento armado sería inútil y hasta contraproducente en virtud de que no tenían el suficiente apoyo entre las clases populares para intentar algo como esto. La estrategia a seguir consistiría no sólo en enfrentar al partido dominante, al partido que había gobernado hegemónicamente al país por siete décadas ininterrumpidas, en las urnas electorales, sino además comenzar a minarlo por dentro de varias maneras con la incrustación de caballos de Troya e infiltradores con lealtad a toda prueba gracias a la propaganda construída en torno a una ideología radical que incorporaba religión y odio, nacionalismo y fanatismo, patriotismo y maldad. En lo segundo ya habían logrado avances importantes, pero faltaba lo primero, el asalto directo a la silla presidencial. Al irse acercando a su final el segundo milenio, los perpetradores del plan habían llegado a la conclusión de que las condiciones estaban listas para tratar de arrebatarle al PRI la Presidencia de México, justo en el año de la renovación de un siglo nuevo, justo en el año del inicio de un nuevo milenio. Pero como en toda campaña política propia de las democracias occidentales, sabían que para la propaganda electoral tanto a través de los medios como a través de las campañas en vivo se necesitarían enormes cantidades de dinero para poder contrarrestar los amplios recursos económicos que el partido dominante tenía a su disposición así como el uso de de sindicatos corporativistas como la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Nacional Campesina (CNC), la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y otros. Si algo tenían de sobra los perpetradores de tan ambicioso plan eso era dinero a manos llenas, suministrado sin limitante alguna por acaudalados empresarios de todo tipo así como por organizaciones simpatizantes a las agendas y los propósitos de la derecha ultraconservadora, quienes veían con simpatía lo que creían que era un simple anticomunismo que les garantizaba a muchos de ellos la protección de sus fortunas o de sus intereses sin sospechar en muchos casos que detrás de ese anticomunismo palpitaba una hidra monstruosa que podía terminar comiéndose a todos al igual que la hidra que nació en Alemania una vez concluída la Primera Guerra Mundial. El problema no era el dinero, sino cómo hacerlo llegar a quienquiera que fuese el “elegido” para “sacar al PRI de Los Pinos”. Esto se solventaría a través de una ingeniosa triangulación de recursos que los conspiradores creyeron que jamás sería descubierta.
Para la consumación del golpe, el candidato presidencial tenía que ser un candidato emanado o afiliado al partido de las derechas de México, y había varios prospectos para ello. Uno de ellos era Ernesto Ruffo Appel, el primer Gobernador panista del Estado de Baja California y de hecho el primer Gobernador surgido de la oposición en todo México, aunque el hecho de haber nacido en los Estados Unidos en San Diego no le ayudaba mucho para poder contender por la Presidencia de México. Otro de ellos era Francisco Barrio Terrazas, el primer Gobernador panista del Estado de Chihuahua. Y otro de ellos era Vicente Fox, de Guanajuato. Aunque había otros que por cuenta propia querían sumarse a la lista, no había forma alguna en la cual se les pudiera tomar en serio. Otro de ellos era el polémico Diego Fernández de Cevallos, un conservador soberbio y arrogante el cual ya había contendido para la Presidencia de México y había terminado vapuleado.
Vicente Fox, el hombre que terminó adelantándose a los demás aspirantes de la derecha a gobernar al país, tenía a su favor el hecho de que procedía de un Estado el cual además de haber sido uno de los puntos más álgidos de la Guerra Cristera en México y de haber sido un semillero importante para el auge de la Unión Nacional Sinarquista y el Partido Fuerza Popular tenía en su territorio la más fuerte presencia de una de las sociedades de extrema derecha más extremistas y radicales del continente americano, la Organización Nacional del Yunque, cohesionada en torno a la creencia bizarra de la existencia de una supuesta “gran conspiración judía masónica comunista” para el dominio planetario, una creencia nutrida con literatura de corte fascista neo-Nazi diseminada en libros tales como Derrota Mundial, La Gran Conspiración Judía, Los Protocolos de los Sabios de Sión, El Judío Internacional, Mi Lucha de Adolfo Hitler, Infiltración Mundial y Subversión Internacional. El fundador del Sinarquismo en Guanajuato, un neofascista reducto de la Guerra Cristera y ferviente admirador de Adolfo Hitler de nombre Salvador Abascal, era un decidido creyente en tan excéntricas teorías conspiratorias, y no hubiera vacilado en echar a andar la suya propia (su propia conspiración) “para responderles a los comunistas en especie”. Aunque, de hecho, tal conspiración ya estaba en marcha habiendo empezado en la ciudad de Guadalajara en la década de los años treinta con el suceso aparentemente inocuo de la creación de una universidad de carácter privado.
La clave para poder hacerle llegar al candidato de las derechas y las ultraderechas de México Vicente Fox las enormes sumas de dinero requeridas para poder hacer un contrapeso lo suficientemente fuerte para poder neutralizar los recursos de los que disponía el PRI era la creación de una sociedad hasta cierto punto fantasmal que vendría siendo conocida como Los Amigos de Fox, tan fantasmal como las mismas sociedades secretas que habían estado planificando su asalto final al poder desde hace varias décadas. Y estamos hablando aquí de sumas extraordinariamente grandes de dinero. Gracias a los recursos financieros de origen desconocido que le llegaron a Vicente Fox aparentemente de la nada, y aprovechando lo que el ilustre Carlos Monsiváis llamó el hartazgo del PRI entre la población, en julio del 2000 México entró a una nueva etapa en su Historia con la derrota incuestionable del candidato presidencial priista Francisco Labastida Ochoa. No hay duda alguna de que sin esa infusión masiva de recursos, el Partido Acción Nacional jamás habría podido arrebatarle al PRI la silla presidencial, y eso era una incógnita que para muchos aún tras el triunfo de Fox permanecía como un misterio irresoluble. Pero un secreto de este tamaño no podía ser mantenido oculto por tiempo indefinido, y eventualmente aparecieron las primeras grietas, las primeras cuarteaduras, de algo que los perpetradores creían que permanecería herméticamente sellado para siempre. Las fisuras continuaron agrandándose hasta que, inevitablemente, el escándalo estalló haciendo explosión. Pero ya para entonces los cerebros maquiavélicos detrás del plan para el asalto directo a la silla presidencial de México habían logrado lo que habían querido lograr desde un principio desde hace varias décadas: expulsar al PRI de la silla presidencial arrebatándole su centro de poder. Seis años después, en el 2006, esas mismas fuerzas movilizarían todos los recursos disponibles a su alcance para impedir que un izquierdista de nombre Andrés Manuel López Obrador los pudiera sacar de la Presidencia de México como ellos lo habían hecho con el PRI, logrando a través de una feroz y despiadada guerra sucia medíatica sin paralelo alguno en la Historia de México llevada a cabo principalmente mediante el duopolio de televisoras TELEVISA-TV AZTECA que acaparan el 90 por ciento del espectro de frecuencias radioeléctrico de la Nación, que este político quedara difamado y calumniado como “un peligro para México”, siendo que el verdadero peligro para México desde un principio lo fueron y lo siguen siendo los seres intrigantes que laborando detrás de un denso cortinaje son los que realmente están gobernando a México a través de sus títeres y peleles. Cabe agregar que para asustar a muchos mexicanos invitándolos a emitir su voto en contra del candidato izquierdista, recurrieron a lo que han recurrido desde siempre, a fomentar una histeria anticomunista como siempre lo han hecho, equiparando perversamente a López Obrador con un comunismo estilo soviético a sabiendas de que ello no sólo era una exageración sino una verdadera falsedad. En el año 2006, repitieron su hazaña y volvieron a dar un nuevo golpe aprovechando la circunstancia fortuita de que la extensión de la conspiración y el involucramiento de terribles sociedades secretas de ideología de derecha radical eran cosas de las que la gran mayoría de los ciudadanos mexicanos aún permanecían ignorantes.
El velo de secrecía total y la expansión de la conspiración dentro y fuera de México habrían continuado de no ser por un advenimiento del tercer milenio que acabaría con la secrecía exponiendo la naturaleza de la conspiración a una humanidad estupefacta: Internet y el uso explosivo de las redes sociales. La información, fluyendo ya por vez primera libre de censura, terminó barrenando por completo las barreras defensivas que habían montado en torno suyo quienes se habían estado sumando a la causa enarbolada por las sociedades secretas de la ultraderecha mexicana, permitiendo demoler en forma sistemática y documentada los mitos y las falacias con las que tan laboriosamente habían elaborado su propaganda, permitiendo exponer la conspiración que estaba en marcha, y allanando el camino para la expulsión del Partido Acción Nacional de la Presidencia de la República en el año 2012, tomando por sorpresa a los conspiradores que vieron impotentes cómo aquello por lo cual habían luchado desde hace más de medio siglo se empezaba a caer en mil pedazos al serles removidas sus máscaras.
La lucha continúa. Pero los conspiradores en buena medida están siendo obligados a dar la cara. Sus herramientas empiezan a perder efectividad conforme sus tácticas de lucha se van conociendo mejor así como los extremos a los cuales los conspiradores están dispuestos a llegar con tal de no terminar borrados del mapa.
Esta es la historia de esa organización conocida como los Amigos de Fox gracias a la cual no sólo la derecha sino también la ultraderecha de México pudieron acceder al poder en el año 2000, acelerando su paso e incrementando el número de sus operativos para poder inundar las redes del poder federal con su propia gente, gente de proclividad intrigante y traidora que diciendo servir a México en realidad para lo único que ha sido buena es para servirse a sí misma, siempre con el pretexto de estar “salvando a México del comunismo internacional” pese a que tras el colapso del Muro de Berlín la Unión Soviética terminó desapareciendo por completo para convertirse en una serie de democracias que, aún imperfectas, son algo mucho mejor que lo que tiene un país de más de 100 millones de habitantes como México en el que un grupo muy reducido de seres siniestros tiene el control de las principales redes del poder logrado a través de la infiltración, la fanatización, la perfidia, la simulación, y desde luego, Los Amigos de Fox.
Este trabajo termina por cerrar un capítulo que había quedado pendiente desde un principio en la serie de bitácoras tituladas Los Blogs de Spectator. Para mayor precisión en la cronología histórica cuando se quiere que esta sea documentada con pleno rigor académico, en vez de irse intercalando las fechas entre la exposición de los hechos a manera de relato, las fechas antecederán cada uno de los eventos tal y como fueron ocurriendo uno tras otro, hasta llegar a la conclusión final. Esto le permitirá al lector ir ubicando mejor el desarrollo de los acontecimientos de una manera precisa y objetiva. Cada uno de los datos asentados ha sido cotejado y verificado varias veces, de forma tal que no quede lugar para las discusiones estériles y para los juicios subjetivos de opinión, ya que esto es justo lo que se requiere para responder en forma apropiada a quienes con su propaganda tendenciosa se empeñan en tergiversar la realidad de las cosas inventando sus propias fantasías para sus propios e inconfesables propósitos.
Esta obra trata acerca de uno de los peores escándalos en los tiempos modernos que hayan cimbrado a la misma Presidencia de la República, y recopila los hechos conocidos en torno a dicho escándalo, un escándalo que en su momento puso al país al borde de una crisis institucional cuyos efectos serán resentidos a largo plazo.
Reflejando la creciente relevancia e impacto que está teniendo Internet en nuestros días para la rápida diseminación de información y de noticias importantes de interés público, a éste documento están anexados archivos fotográficos de páginas Web tomadas directamente de sus fuentes originales, que muestran documentalmente por la vía electrónica lo que fué sucediendo tal y como se fueron desarrollando los hechos. Se ha considerado importante llevar a cabo ésta integración de material histórico de ésta manera en vez de utilizar citas de “pie de texto” puestas en los bordes inferiores de las páginas en virtud de que, a diferencia de la vieja usanza del pasado, en la cual se citaban con todo rigor académico en “pies de texto” libros y revistas y otras fuentes documentales de la más diversa índole cuya existencia se podía rastrear hacia algún anaquel en alguna librería o hacia alguna casa editora o inclusive hacia algún museo (con la desventaja de que mucho de ése material era endiabladamente difícil de procurar aún para las librerías mejor equipadas del mundo), los enlaces Web que dentro de la red mundial nos conducen rápidamente desde cualquier parte del mundo hacia documentos electrónicos desafortunadamente no tienen garantizada su existencia. Un enlace Web que ahora existe puede desaparecer al día siguiente, ya sea porque la base de datos original fué modificada alterándose los enlaces que conducían al documento, o simplemente porque el servidor que almacenaba los datos ya no está en servicio habiendo quedado fuera de operación, posiblemente por el cierre o el traspaso de la empresa o la desintegración del grupo que lo administraba. En éste respecto, los archivos fotográficos de las páginas Web, que terminan con extensión “.jpg”, nos proporcionan una “evidencia” documental persistente aún cuando la fuente original ya haya desaparecido. En efecto, son imágenes fantasmagóricas de un pasado depositado no en hojas de papel o en diapositivas de celuloide, sino en los campos magnéticos de algún disco duro y en los haces luminosos que brotan de algún monitor que dá forma al tesoro guardado dentro de los mismos átomos que constituyen ahora el conocimiento de tipo electrónico que posee el hombre. Es posible que en un futuro ya no lejano, la gran mayoría de los documentos históricos y científicos sean referenciados tal y como lo estamos haciendo dentro de éste documento, permitiendo una verificación casi instantánea de primera mano que en otros tiempos simplemente no se podía llevar a cabo. Así pues, para la elaboración de este trabajo se ha echado mano de algunas técnicas sofisticadas del periodismo investigativo,y con la finalidad de dar mejor apoyo a lo que aquí se expone, se han agregado las capturas de imagen de varias de las páginas Web tal y como aparecieron en aquella época, reproduciendo así de manera fidedigna la vista introductoria de las notas informativas sobre los sucesos que permiten rastrear el financiamiento subrepticio que hizo posible que en el año 2000 la derecha ultraconservadora pudiera tomar el poder por medio de un asalto planificado por décadas. La mayoría de estas capturas de imagen pueden ser ampliadas para su mejor apreciación, aunque de cualquier modo los textos que aparecen en las capturas de imagen se han reproducido para dar una fundamentación rigurosa a la documentación a la que se hace referencia.
Como el lector no tardará en descubrirlo, la relevancia del caso de los Amigos de Fox tiene un interés que radica en la aparición de algunos personajes de alta investidura cuyos delitos quedaron en la más completa impunidad.
Al hablar sobre los Amigos de Fox, estamos considerando la existencia de dos gupos esencialmente diferentes: el primer grupo estuvo conformado por los cientos de miles de ciudadanos (campesinos, amas de casa, ingenieros, enfermeras, estudiantes, licenciados, etc.) que por propia voluntad y sin percibir beneficio económico alguno por su participación cívica apoyaron con su esfuerzo decidido la esperanza de una alternancia democrática pacífica ofrecida por Vicente Fox Quesada; mientras que el segundo grupo estuvo conformado por gente que ahora se sabe incurrió en actos ilícitos favoreciendo al candidato del Partido Acción Nacional, muy posiblemente esperando obtener algo a cambio de la ayuda que estaban brindando en caso de que triunfase Vicente Fox Quesada convirtiéndose en Presidente de México. El presente documento trata sobre el segundo grupo, y no tiene crítica alguna o reproche que formular en contra del primer grupo. El presente documento tampoco pretende llevar a cabo un juicio sobre la figura del Presidente de la República Vicente Fox Quesada en relación a cualquier delito de índole electoral que desde un principio le haya dado una desventaja desleal para lograr su triunfo sobres sus adversarios en la justa llevada a cabo en el año 2000. Concediéndole el beneficio de la duda (algo que se antoja cada vez más difícil a raíz de las evidencias que se van acumulando en contra), es posible que Vicente Fox haya pecado de ingenuo acompañándose desde un principio de gente en la cual confió plenamente ignorando las barbaridades en que varios de éstos torvos sujetos estaban incurriendo para garantizarle su triunfo, y que su falta de malicia y experiencia en el oficio político ciertamente lo convirtieron en una persona vulnerable que podía ser presa fácil de otros individuos ambiciosos con intereses personales puestos por encima de los intereses de la Nación. Es posible que aún hasta el día de hoy el que fuera Presidente de México permanezca ignorante de muchos de los detalles sucios detrás del peor escándalo que ha empañado a su administración. Es posible también que muchos de sus subordinados dentro del Gobierno Federal hayan estado incurriendo por cuenta propia en barbaridades adicionales sin haber recibido jamás orden alguna de Vicente Fox en incurrir en tales equívocos, dada la enraizada costumbre heredada de muchas administraciones pasadas en donde funcionarios de segundo, tercer o cuarto nivel emprendían por cuenta propia acciones para “proteger” al jefe supremo sin que éste les hubiese pedido específicamente tal “protección”, tratando de “quedar bien” con el Presidente cometiendo actos innecesarios y fuera de lugar en un Estado de Derecho. En rigor de verdad, cuando era un candidato presidencial Vicente Fox no necesitaba incurrir en ilícitos para lograr convertirse en Presidente de México. Su popularidad fué refrendada reiteradamente por las encuestas desde antes de que se llevaran a cabo las elecciones. Y el pueblo de México pedía a gritos una alternancia que pusiera fin a un gobierno monolítico que se había mantenido en el poder tras muchas décadas de democracia simulada. Sin embargo, se han cometido ilícitos, ilícitos por los cuales hay personas que algún día tendrán que ser llamadas a cuentas para responder ante la Nación por su participación en haber quebrantado el Estado de Derecho de una naciente democracia en los umbrales del tercer milenio. Y cada vez se antoja más probable el dar por hecho que Vicente Fox fue, desde mucho antes de ascender a la Presidencia de México, un cómplice consciente de las fuerzas ocultas que preparaban el asalto al poder, sabiendo perfectamente lo que estas fuerzas ocultas se traían entre manos y prestándose gustosamente para encabezar el terrible golpe. En esto, será la Historia la que rendirá su veredicto.
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La respuesta a esta última pregunta es un rotundo NO.
Se ha designado como beneficiario directo de todas las ganancias económicas que genere la obra a la Cruz Roja Internacional. Spectator no derivará un solo centavo de sus esfuerzos porque el objetivo de Spectator jamás fue buscar lucro alguno. La misión de Spectator que comenzó en el 2006 es demasiado importante como para tratar de comercializarla o lucrar con ella. El proyecto Spectator nació en el 2006 como una respuesta inaplazable a una creciente y grave amenaza que se ha estado urdiendo a espaldas de toda una nación, una terrible amenaza que se ha estado saliendo fuera del control inclusive de sus propios creadores. No habiendo lucro alguno, quedan sepultadas todas las acusaciones que de otra manera se le hubieran formulado a Spectator de intentar recurrir al sensacionalismo y al amarillismo con la finalidad de aumentar las ventas y las ganancias. Ni hay sensacionalismo ni hay amarillismo en los materiales. A excepción de las fuentes confidenciales que han tenido a bien compartir sus experiencias ampliando el caudal de información que ha llegado a las bases de datos de Spectator y cuyas identidades se encuentran seguras y permanecerán protegidas en todo momento para impedir que pueda haber represalia alguna en contra de ellas a manos de unos iracundos ultrafanáticos sedientos de venganza y llenos de odio, todos los demás materiales de Spectator han sido referenciados de modo académico y riguroso.
Para esta obra, se ha activado también el licenciamiento Creative Commons. Esto significa que la obra no podrá ser reproducida para propósitos comerciales sin el consentimiento del autor. Este consentimiento se dá de antemano aquí mismo a cualquier casa editora interesada en publicar la obra siempre y cuando se cumplan las siguientes dos condiciones: (1) Que el contenido original de la obra sea respetado y reproducido sin cambio alguno. (2) Que el porcentaje de las ganancias económicas que se deriven de la publicación impresa de la obra y que normalmente serían para el autor (o los autores) de la obra se destinen en forma íntegra como donativo a la Cruz Roja Internacional. El autor confía en que el segundo requisito será cumplido por las casas editoras sin necesidad de andar verificando si se ha cumplido basándose en algo que también debe ser rescatado y reintroducido como ejemplo para las nuevas generaciones: el sentido del honor.
Spectator
Septiembre del 2013
Septiembre del 2013
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El Caso de los Amigos de Fox por Spectator se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.
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